LA FIESTA DEL AGUACATE
Leonardo, dijo Pepe mañana es el cumpleaños de Mamá. Me gustaría hacerle una fiesta. ¿Crees que podríamos?
El problema es la comida, contestó Leonardo. ¿Qué le vamos a dar de comer a los invitados? Sabes que no podemos tocar la comida que se almacena para la época de las lluvias. Mamá no nos dejaría.
¿Por qué no buscamos a ver si conseguimos algo que comer ? sugirió Pepe. Leonardo estuvo de acuerdo y los dos ratoncitos recorrieron la hacienda buscando granos, nueces ó frutas. No encontraron nada. Ya iban a regresar a la casa de tabaco cuando Leonardo vio a Niki López, el hijo el Sr. López, comiéndose un aguacate. Estaba sentado en uno de los bancos cerca de la casa y tenía otro aguacate en el suelo a su lado.
De repente a Niki lo llamó su mamá y se alejó dejando el aguacate en el suelo. Pepe y Leonardo esperaron veinte minutos por Niki, pero no regresó. Entonces Pepe dijo El aguacate es nuestro.
Es muy grande, dijo Leonardo. Necesitamos que nos ayuden algunos de nuestros amigos a llevarlo hasta la casa de tabaco.
Leonardo llamó a dos de sus amigos. Los cuatro ratoncitos empujaron el aguacate pero no pudieron moverlo. Después de llamar a dos amigos más, descubrieron que tampoco podían moverlo. Fue necesario emplear a veinte y dos ratones para empezar a mover el aguacate. Pero a unos cuantos metros se toparon con el señor y la señora Ganso, los gansos de la hacienda.
Vaya dijo la señora Gansa. ¿Qué tenemos aquí? Nos quedamos con el aguacate. Nos lo comeremos nosotros.
No, qué va. Primero muertos, dijo Leonardo.
Pues bien, ¿Quién quiere morir primero?
Los ratones abandonaron el aguacate y corrieron a salvarse.
Tenemos qué pensar en algo para recuperar nuestro aguacate, dijo Pepe.
Sí, pero ¿qué ? preguntó uno de los ratoncitos.
Ya sé qué. Síganme dijo Leonardo.
Todos lo siguieron hasta el nido de los gansos a unos cuantos pies de dónde los gansos se estaban comiendo el aguacate. Entraron en el nido y agarraron uno de los huevos entre todos.
El aguacate ó el huevo. Escojan, les gritó Pepe.
El señor Ganso dejó de picotear el aguacate. Estaba dispuesto a negociar. Dejen el huevo tranquilo. Nosotros dejaremos el aguacate aquí.
No, señor, dijo Leonardo. Empújenlo hasta la casa de tabaco y entonces soltaremos el huevo.
¿No confian en mí? preguntó el Sr. Ganso.
Por supuesto que no, contestaron varios ratones. Hagan lo que les dijimos.
Los señores Gansos empujaron el aguacate con sus picos hasta entrarlo en la casa de tabaco.
Los ratones abandonaron el huevo y corrieron hacia la parte trasera de la casa de tabaco al mismo tiempo que el Sr. López llegaba para ~inspeccionar las hojas del tabaco secándose dentro. Se enfureció cuando vio a los gansos.
¿Qué hacen aquí ? les preguntó. Uds. saben que no deben entrar hasta que hayamos sacado las hojas de tabaco. Váyanse antes que los saque a patadas.
Tan pronto salieron los gansos y el Sr. López, los ratones rodaron el aguacate dónde nadie lo viera. Era muy grande para meterlo en los ~agujeros dónde vivían. Entonces esperaron a que empezara la fiesta.
A las seis en punto, empezó la fiesta de cumpleaños de la mamá de Pepe y Leonardo. Todos comieron del aguacate que les pareció muy sabroso. Después bailaron y se divertieron. La fiesta duró hasta las once de la noche en que todos se acostaron a dormir muy felices.
A la mañana siguiente el Sr. López encontró la cáscara y la semilla del aguacate en medio de la casa de tabaco. Niki estaba con su padre.
De modo que eso era lo que los gansos hacían aquí. Me pregunto de dónde sacaron la fruta.
Creo que es un aguacate que yo iba a comerme. Mamá me llamó y lo dejé en el suelo.
Un rato después el Sr. López se encontró con los gansos y los previno. Aléjense de la casa de tabaco y de los aguacates ó van a arrepentirse.
Mientras que los gansos se quedaron furiosos todo el día, los raroncitos durmieron a pierna suelta después de su maravillosa fiesta de cumpleaños.